El pasado 21 de octubre, junto a
los profesores Juan Miguel y Josema, los cursos de 1º de Bachillerato, 4º A y
4º de Diversificación, a las nueve de la mañana nos pusimos de camino hacia el
Museo del Prado para coger el llamado “City Tour”, el cual nos llevaría por
todo el centro de Madrid.
El día empezó de forma curiosa,
¿Os imagináis a casi cuarenta personas en el andén del Metro en hora punta? Y
para colmo, hubo gente que tuvo problemas con el bono... Una vez ya dentro del
Metro todo fue rodado. Al llegar a la estación de Banco de España, nos dimos
una vuelta muy agradable por el Paseo del Prado. Tuvimos que esperar unos
minutos al “City Tour”, ¡Parecía la entrada a un concierto! Todo el mundo
quería entrar el primero para ir en la parte de arriba, pero solo unos cuantos
fuimos los afortunados que lo conseguimos los mejores puestos al lado de la
ventanilla, aunque desde el pasillo también se veía bastante bien. Lo primero
que se escuchaba una vez dentro era: “Buenos días, ten unos auriculares”, para
ir escuchando las historias de cada uno de los monumentos por los que íbamos
pasando, aunque poca gente le prestaba atención, ¿Y sabéis por qué? Porque
empezamos a saludar a gente, nos daba igual que fuesen ingleses o chinos… ¡Hasta
un grupo de japoneses nos hizo fotos! Fue supergracioso. Una de las cosas que
más me llamó la atención, fue que las marquesinas de los autobuses estaban
repletas de los auriculares rojos que se dan en el “City Tour”.
En el recorrido pudimos ver los
principales monumentos de Madrid: Puerta de Alcalá, Colón, Gran Vía, Templo de
Debod, Ópera, calle Mayor, Sol, Cibeles, Neptuno, Atocha... Fue muy curioso
poder recorrer Madrid desde la altura de un autobús de dos pisos. Más de una
hora de viaje en autobús descapotable.
Cuando la vuelta que nos dio el
“City Tour” hubo terminado, nos dejaron media hora para ir a desayunar. Nunca
me había sentado también un café con leche ¡Qué frío hacía!. En el momento
en el que pusimos camino al colegio hicimos un recorrido diferente, fuimos por
el Retiro, para coger allí el Metro. Lo que no sabíamos era que nos íbamos a
cruzar con una clase de zumba y menos nos imaginábamos que la monitora nos
invitase a participar en ella. No tengo palabras para describir aquel momento.
Una vez finalizada la lección de zumba entramos en la estación del Retiro, y
cómo no, tuvimos que esperar otra vez a solucionar los problemas con los
abonos.
Lo único que me queda por decir
es que me alegro de que los profesores que nos acompañaron fuesen Juan Miguel
y Josema porque he podido comprobar en primera persona que los dos son unos
fenómenos.
Sofía
Martin Zarza, alumna de 4º de Diversificación
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